Los acuerdos o contratos de confidencialidad (NDA, en sus siglas en inglés: Non Disclosure Agreement) son documentos que obligan a las partes (socios fundadores, empleados, equipos, colaboradores, inversores, socios industriales, etc.) a no compartir determinada información sensible con terceros.
Según lo acordado…
“La utilización de un NDA puede venir motivada por diferentes razones pero, en general, es un acuerdo en virtud del cual las partes se obligan a respetar el secreto y la confidencialidad de la información que van a compartir, y a usarla sólo para el fin que se acuerde”, explica Ignasi Costas, abogado y socio coordinador del área de innovación y emprendimiento de Rousaud Costas Durán.
Los NDA se pueden firmar entre dos empresas, entre los socios de un proyecto, entre los socios y miembros de su equipo, entre una empresa y un inversor, entre una empresa y un socio industrial, etc. y “se utilizan cuando se va a compartir una determinada información o documentación de una empresa o de un proyecto relativa a su modelo de negocio, datos financieros, métricas, propiedad intelectual e industrial… La parte que va a compartir esa información la considera relevante y sujeta a confidencialidad y la quiere proteger de alguna manera”, argumenta Pablo Mancía, cofundador de Delvy Asesores Legales.
Costas sostiene que los deberes no son los mismos si haces un NDA con un socio inversor que con un industrial. “Los deberes de diligencia no deben ser los mismos con uno que con otro. Debes ser mucho más cauto cuando piensas hacer un NDA con un socio industrial que con un capital riesgo, porque este último no se dedica a copiar ideas a nadie.
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