La pasada madrugada los relojes avanzaron una hora más deprisa. A las 02:00 fueron las 03:00, por lo que los que se fueron a la cama y durmieron con normalidad se encontraron al levantarse con la amarga noticia de un domingo más corto.
El cambio, de obligado cumplimiento en los veintisiete estados miembro de la Unión, supone la aplicación del horario de verano para aprovechar la luz natural y gastar menos electricidad en iluminación, lo que permite un ahorro energético de en torno al 5% hasta el 26 de octubre, cuando se vuelva a retrasar.
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